A la hora de trabajar con la madera hay un punto que no podemos dejar de lado, ya que si bien para muchos puede parecer banal, es vital; me refiero a la pintura. ¿No os ha pasado nunca que hayáis puesto una pintura no adecuada a una pieza de madera y que el resultado haya dejado el trabajo final con una calidad más que dudosa? Es algo típico a la hora de hacer manualidades con este material o cuando aquellos que no son profesionales se ponen en la ardua tarea de construir un mueble. Pues vamos a ver cuáles son los principales tipos de pintura para madera.
Pinturas acrílicas
Uno de los tipos de pintura más empleados a la hora de hacer manualidades. Debéis escoger esta variedad cuando necesitéis de un acabado muy resistente y que pueda ser fácilmente limpiable, por lo que se torna ideal para hacer pequeños proyectos de muebles como sillas y similares. Además de ello permite que el material pueda respirar y la humedad acumulada se evapore, evitando así descorches. Eso sí, se trata de una pintura bastante complicada de remover, y puede que en algunas superficies no se aplique bien, por lo que convendrá revisar el etiquetado del fabricante para ver si en determinados casos concretos es adecuada.
Pinturas de imprimación
Son aquellas pinturas que se aplican por debajo de la capa final, y su finalidad es tapar las irregularidades que pueda haber en la madera, sellándolas y así protegiendo el material. Por regla general son de color blanco, pero sería interesante aplicarle un tinte acorde al color final que debe tener el proyecto.
Pinturas a base de aceite
Este tipo de pinturas están especialmente indicadas para ser aplicadas en aquellas superficies que puedan verse expuestas a rozaduras, compresiones y demás situaciones comprometidas, como son los casos de las puertas o suelos. Son muy resistentes, pero para nada aptas para ser utilizadas en exteriores, ya que los rayos ultravioleta del sol blanquearán la pieza.